El papel ha sido es y será un fiel transmisor de ideas, de sentimientos , de imágenes, de historias, el papel se deja tocar, se permite oler, ha estado presente en guerras, camas vacías, lugares equivocados, renuncias, reflexiones, cuentas, facturas, invitaciones, planos, mentiras, verdades, ocultamientos, oscuridades, criticas, caprichos, manifiestos, energía, el papel viene de la tierra, se ensucia, se tira, se recupera, se transforma, se arruga, se plancha, se esconde, se descubre, está siempre presente, el papel acompañó al arte en todas las etapas de su historia. El papel quizás sea una parte de nuestro organismo que se permite circular por fuera de él, a gran distancia, necesitamos de él para subsistir pero no lo pone en evidencia, hemos necesitado del papel para vivir, pero él se las arregló para no hacer notar que esta cuestión es de vida o muerte. Muchas veces pensamos que sería de nuestras vidas si nos faltara el oxigeno, pero ¿pensamos que haríamos para poder seguir en este mundo sin el papel? Los ejemplos en los que interviene en la relación entre los seres humanos resultan interminables. Por todo esto para mí como artista estar frente al papel y tomar contacto con él, me permite ser parte de su historia, el papel me ha abierto una puerta, para contarme algunos de sus secretos, luego los olvido, y quiero volver por ellos, así me he pasado todo estos años de mi vida como artista. Mi encuentro con el papel como artista es mágico, le cuento una idea, y él junto al agua y a la tinta, se encargan de deformarla, de estirarla, de desmentirla, de reformularla, de gozarla, de aceptarla, de permitirle su ingreso. Debo agradecer profundamente este encuentro, porque me permitió reflexionar y llegar a la conclusión de que una de las cosas que más reivindico en mi vida es mi encuentro con el papel. He dicho muchas cosas a través del papel y gracias a él hago una de las cosas que más amo en mi vida , dibujar.
Mario Francisco Almaraz
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